"...Estoy desarrollando una hipótesis…la gente con mas desapego usa canasta. Yo llevo chango y no me avergüenzo de decirlo…antes lo negaba, lo trataba de disimular, si me encontraba con algún conocido, me daba mucho pudor…me moría de la vergüenza
como si el chango hablara por mi, como si estuviera diciendo: “aquí estoy yo, la apegada al ego, la que compra mas de lo que necesita, la que gasta dinero de mas, …la que hace largas colas y tiene tiempo la que compra para el futuro la que quiere tener las alacenas llenas de latitas la carnívora empedernida la tentada la pecadora…”
